Llega un momento
en la vida en el que cumples 30 años y ya no puedes mentirte más a ti mismo.
Llega un momento en el que abres los ojos, te descubres, y resulta que no eres
la persona que pensabas que eras.
Ayer dejé atrás
la veintena y os juro que me siento diferente. En parte porque esto de pasar de
década tiene su importancia emocional, y en parte porque estoy estrenando unas
bragas fabulosas que me compré el otro día en El Corte Inglés con bastante
reticencia por eso de que la experiencia no molaba tanto como dejar que te
roben descaradamente en Victoria Secret por unas braguitas que 1) no son tu
talla y 2) sabes perfectamente que no van a aguantar ni tres puestas, y la verdad, no sé cómo he vivido
tantos años sin ellas. Cumplir 30 y empezar a comprarte la ropa interior
adecuada es todo uno, parece ser. Y sienta jodidamente genial.
Soy otra. Lo
juro. La próxima vez que me pregunten “qué le dirías a tu yo de hace 10 años”
responderé: “no te fíes de los anuncios. Vete al Corte Inglés y deja que la especialista
en bragas te diga lo que necesitas, que tú no tienes ni puta idea.” Me irá
mejor. Seguro.
Pero bueno, el caso es que mola cumplir
años, porque ya te vas conociendo, y todo te va dando más igual. Porque te aceptas y no le das tanta
importancia a las chorradas que antes parecían asuntos de vida o muerte… y, en
casos como el mío, también mola porque te vas quince días a hacer el Camino de
Santiago y no puedes esperar a dejar el mundo, tus peque problemas y tus putos
sueños atrás por unos días.
Así que ahí
estamos, preparando la mochila. En unos días me voy a hacer el camino, a desaparecer un ratito, a
coleccionar ampollas, agujetas y pensamientos errantes. Si ya he estado
bastante ausente en las redes sociales en los últimos meses, nos esperan unos
días de absoluto silencio si todo va bien… o de tweets histéricos si me aburro
mucho, porque me voy sola. He decidido hacer el camino igual que voy por la
vida: solita, con una gran carga a las espaldas que yo misma he puesto ahí y un
palo. A ver, palo el que me han dado una y otra vez, pero bueno, para andar la
verdad es que tiene su gracia.
Nos vemos en un
par de semanas por aquí comentando lo duro que es andar mucho rato durante
muchos días, lo fútil de la existencia humana y la delicia de las pequeñas
cosas.
Buen camino.
Buen camino princesita.
ResponderEliminarYo hare lo mismo este verano...y creo que por razones parecidas a las tuyas...aunq yo con 34...jeje.
Espero que encuentres los que buscas. Que vuelvas con mas fuerza siendo mas electric...mas nana y sobre todo siendo mas Mónica. Porque aunque parezca raro a algunos nos importas y ultimamente parece que estas un poco decaidilla.
Besos y feliz camino
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHace diez años ya....el camino. Tu mochila, el horizonte y a andar. Cruces, caminos equivocados, gente equivocada como yo por el mismo camino...lo mejor. El silencio, el desapego, cada vez más ligera. Vidas muy distintas por la misma vereda...todos al mismo sitio. El final no es Compostela, algunos fuimos más allá. Finisterre, la puesta de sol, quema tu ropa. Buen camino.
ResponderEliminar